A casi un año de que aparecieran los dos primeros manatíes muertos en Tabasco, el 18 de mayo de 2018, continúa la crisis por la contaminación en ríos y canales de los municipios de Centla, Macuspana y Jonuta, donde las enfermedades gastrointestinales y lesiones en la piel, atacan principalmente a la población infantil.
En lo que va del año, se tiene el registro de al menos ocho manatíes que murieron, cuatro en Centla (1 en San Juanito, 1 en Cañaveralito, 1 en Tasajera, 1 en Chilapa), uno más en Balancán y tres en Macuspana, en la zona de los Bitzales y Juan César Becerra, sin que exista un reporte oficial por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
El último conteo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que aparece en la página de Internet de Atención a la Contingencia, y que data del 26 de octubre de 2018, establece que la cifra de ejemplares muertos era de 48.
Joaquín Madrigal, presidente de la Federación de Sociedades Cooperativas Pesqueras “El Faro”, en el municipio de Centla, lamentó que la titular de la Semarnat, Josefa González Blanco no atienda el llamado para que acuda a las comunidades y emprenda acciones contundentes y poner fin a la contaminación que prevalece en la zona, donde hay decenas de pozos de petróleo y gas natural abandonados por Pemex.
El también activista señaló que González Blanco anunció un Programa de Ríos Limpios, que desconocen los propios afectados, porque nadie les ha informado en qué consiste, ni se ha visto nada concreto en las localidades.
Advirtió que la situación se podría agravar en los próximos meses, ya que se espera una fuerte sequía, que generaría la propagación de algas tóxicas, que supuestamente son uno de los factores que genera la mortandad de manatíes y peces.
El dirigente de la Federación de Sociedades Cooperativas Pesqueras “El Faro”, agregó que no funciona ninguna de las plantas potabilizadoras prometidas a las comunidades, y la población sigue utilizando el agua de los canales para las labores domésticas, bañarse y lavar trastes, lo que afecta a la salud de niños que presentan enfermedades de la piel y gastrointestinales.
Subrayó que las brigadas de salud sólo llegan cuando muere un manatí y después desaparecen.
Explicó que, a finales de 2018, se aplicaron dos millones de pesos como parte de un programa de empleo temporal en los Bitzales, en el municipio de Macuspana, pero quedaron fuera las familias de Jonuta y Centla, quienes también tienen un año sin poder pescar en los ríos y canales, porque el pejelagarto, la carpa, los robalos y los agujones, nadie los compra por miedo a la contaminación.